miércoles, 4 de junio de 2008

MUCHO QUE COMENTAR.

A TIRO LIMPIO

Por: Conrado Trapero Rivas

02/06/2008

Guadalajara.- En días pasados hubo una balacera en Puerto Vallarta en la zona conocida como “El Pitillal”; al gobernador se le pregunto si habría necesidad de que el ejército patrullara Jalisco, y su respuesta fue negativa. Sin embargo se establecieron retenes en la entrada y salida del puerto.

El sábado por la madrugada se dio otra balacera entre policías y delincuentes, resultando detenidos al día de hoy 18 personas y decomisadas, un sinnúmero de armas largas y granadas de fragmentación (primero se dijo que 10, después que 12, hoy ya son 18 los detenidos) Desde luego que esto alarma a la población jalisciense, toda vez que a los que peinamos canas, nos hace recordar lo vivido en los años setenta, cuando balaceras, secuestros, asesinatos, impunidad y otras linduras eran el pan nuestro de cada día en el Estado, y de manera señalada en la zona metropolitana.

Hubo de llegar un gobernador con “redaños” como Flavio Romero de Velasco, quien se fajo los pantalones, instrumento y apoyo un sinnúmero de acciones policíacas y acabo con el flagelo que atormentaba el buen vivir de los tapatíos. Después de Flavio vivimos años de tranquilidad, volvimos a salir de noche, a ocupar los espacios públicos, y Jalisco y en especial Guadalajara, volvieron a ser habitables. Tanto que, después de esos años el crecimiento poblacional fue al alza, al punto en el que nos encontramos hoy: saturados, contaminados, colmados de problemas y llenos de temores de que esos días que creíamos superados hayan vuelto.

El problema no era privativo de Jalisco, Mexico también estaba convulsionado, acabábamos de vivir lo ocurrido en el 68 y posteriormente el “Halconazo” Las asociaciones mas extremistas como la Liga Comunista 23 de septiembre se fortalecían y por todos lados asomaba la cara del estallido social. Se dieron asaltos a bancos, a trenes, secuestros de personalidades del mundo diplomático, y empresarial y Mexico vivía sentado en un polvorín. La inflación corría en forma desmedida, se imprimían billetes, el campo estaba empobrecido y los especuladores de alimentos hacían de las suyas. Mientras, Lopez Portillo nos hablaba de la bonanza petrolera, esa que nunca llego a los estratos medios y bajos de la población.

Al país lo controlaban con mano de hierro y hubieron de contarse muchos muertos y desaparecidos por distintas causas. Nos azoraba leer los asesinatos a policías. El mexicano no quería perder la paz de la que había disfrutado, quería poder encontrar espacios para poder ganarse la vida y poder salir a cenar sir el riesgo de ser acribillado por balas que no le deberían tocar. Hoy estamos viviendo este fenómeno pero magnificado, las “tropas” de la delincuencia cruzan por las ciudades en convoy y mejor pretechados que los elementos policíacos. Sin embargo dice Calderón “Estamos ganando” ¡Ojala!

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