martes, 24 de junio de 2008

Cardenal Juan Sandoval
De los arrepentidos quiere Dios

Conrado Trapero Rivas

Guadalajara.- Practicando uno de los preceptos más importantes en la liturgia católica, el arrepentimiento, el cardenal Juan Sandoval pide echar para atrás —devolver— la macrolimosna que le otorgara el gobernador piadoso, quien en uno de sus generosos arrebatos le diera, haciendo la consabida caravana con sombrero ajeno. Como sea, el hecho es que don Juan recomienda a los señores del patronato proconstrucción del Santuario de los Mártires que devuelvan el abono de 30 millones de pesos que les había sido entregado por la mano generosa del gobernador.
Vale la pena recordar que en una de sus primeras declaraciones, cuando los periodistas agitábamos el agua, muchos ciudadanos se inconformaban por distintas vías, y muchos presentaban denuncias ante la CEDHJ, el cardenal dijo: “Nos preocuparemos cuando sean más de tres millones”. No tenemos la suma exacta, pero creo que la meta se cumplió satisfactoriamente, al punto de que hoy su eminencia habla de paz, de concordia, de limar asperezas, y claro de acabar con los divisionismos que vive Jalisco a causa de este exceso del gobernador.
Tuvimos que ser agredidos, escuchamos por boca del gobernador que le valía “madre lo que unos poquitos pensáramos”; nos mentó la madre, se envaneció del “qué buen desmadre estamos armando, ¿no cardenal?”. Menospreció a sus mandantes, a los medios, y hoy, como bien dijera uno de los editorialistas del periódico Mural, el amigo Rogelio Campos, utilizando el lenguaje beisbolero del comentarista Bob Canel, “echaron pa´atrás a sus fielders”, y en efecto no se necesitó mucho para saber que en Jalisco hay bateadores, sobre todo cuando tratan de lesionar al pueblo, que primero necesita trabajo, comida, educación y obras de infraestructura bien hechas, trabajadas con tiempo y eficientemente realizadas, no como las que estamos sufriendo en esta temporada de lluvias que han evidenciado que la tozudez, la estulticia y el agandalle no los lleva a nada, por lo que se les pueda aplaudir y sí mucho por qué recriminarlos.
Los bonos del cardenal han subido ante esta respuesta, no así los del gobernador, quien mal aconsejado y lleno de soberbia aún piensa que él está bien, y nosotros somos los que estamos mal olvidándose que cuando se cree que todos vienen en sentido contrario, el que tiene que checar las flechas es él.
Aún falta por saber si el dinero será devuelto en su totalidad, pues a los señores recipiendarios del abono, la declaración del cardenal los agarró fuera de base, y entre balbuceos el tesorero del patronato dijo que ignoraba cuánto dinero (de ese) se había ejercido en las obras de marras y que daría su respuesta en días siguientes. ¡Tratándose de lana, hasta los píos, ni pío quieren decir!

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