lunes, 16 de marzo de 2009

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El eterno cardenalY toparon con la Iglesia
Conrado Trapero Rivas
Guadalajara.- Una extraña forma de cuidar a los niños, a la juventud tapatía, muestra el arzobispado local, y de igual forma, muestra el pobre sentido de la ética y el amor cristiano del que tanto presume. Así, el arzobispado entabló un proceso judicial en contra del Colegio Cervantes Colomos a efectos de desalojarlo del plantel donde se venían impartiendo clases de primaria y secundaria desde hace décadas. La escuela en cuestión tenía un comodato con el terreno en el que se construyó la escuela, escuela que por algunos años tuvo la franquicia marista y hasta ese momento todo marchaba bien. Al tiempo se separan los maristas y empiezan los problemas: el arzobispado de Guadalajara obtuvo otro comodato del predio sin haberse revocado el anterior que tenía una vigencia de 99 años y empieza la pugna por el predio y el edificio. Esto se recrudece y el arzobispado demanda civilmente la entrega del inmueble desde hace año y medio. Abogados consultados nos dicen que tal vez las autoridades del colegio y la asociación de padres de familia fueron mal defendidos, pero que con la ayuda del juez las cosas rodaron de mejor forma y manera. Los padres de familia perdieron el juicio y se fueron al amparo, tenían una suspensión, pero al parecer la alta jerarquía maniobró —el cardenal, aunque lo niega— y logró se revocara la suspensión y aprovechándose de la oscuridad, a las dos de la mañana del pasado sábado, se dio el desalojo judicial violento, propiciando que escritorios, lockers, computadoras, mesabancos, escritorios, material de laboratorio y demás activos fueran arrojados a mitad de la calle —donde permanecen— ante la indignación no sólo de los padres de familia, también de la sociedad tapatía que ve con tristeza cómo, sin misericordia alguna, se arroja a la calle, y a medio semestre, a varios cientos de estudiantes, cuyo único error fue asistir a tomar clases a un centro educativo que por demás tiene renombre. Nosotros, los vecinos, la sociedad tapatía, nos preguntamos dónde están los derechos de los niños, donde la Constitución Política vigente, ya que el artículo 130 define con toda claridad lo que pueden poseer las iglesias. Así que esta tropelía se puede ir a una controversia constitucional y ganar el caso. Si es que antes ¡no vuelven a toparse con la Iglesia!

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